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Casi la mitad de las muertes infantiles en Colombia están relacionadas con la desnutrición

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La desnutrición infantil sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños menores de 5 años en Colombia. La ONU advierte que, sin acciones urgentes, más de 600 millones de personas seguirán sufriendo hambre en 2030

La desnutrición infantil continúa siendo un grave problema de salud pública en Colombia, afectando principalmente a niños menores de cinco años en áreas rurales y comunidades vulnerables. Según el informe “Desnutrición en la primera infancia: análisis multicausal, perspectivas y desafíos”, elaborado por la Defensoría del Pueblo y la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia, cerca de uno de cada cuatro niños colombianos menores de cinco años sufre algún grado de desnutrición.

Factores que agravan la desnutrición en Colombia

El estudio señala que varios factores incrementan el riesgo de desnutrición en el país, entre ellos la pobreza, la falta de acceso a agua potable y saneamiento, así como la escasez de servicios de salud en las regiones más remotas. En áreas rurales y comunidades vulnerables, estas carencias aumentan las probabilidades de sufrir enfermedades infecciosas que afectan la absorción de nutrientes y agravan los problemas de desarrollo en los menores.

La precariedad de los servicios básicos hace que las familias enfrenten barreras para mantener una buena alimentación e higiene, lo cual incide en su salud y calidad de vida. Sin un acceso adecuado a servicios de salud, tampoco es posible detectar ni tratar de manera temprana la desnutrición.

Cumplimiento de los ODS

Desde que se adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2016, la ONU estableció como meta erradicar el hambre y garantizar el acceso a alimentos suficientes y seguros para todos antes del 2030. No obstante, el informe SOFI 2023 muestra que el hambre global se ha mantenido estable en los últimos tres años, sin una mejora considerable.

En 2023, entre 713 y 757 millones de personas en el mundo padecían subalimentación, lo que representa un aumento de 152 millones de personas respecto a 2019.

La ONU advierte que, de no tomar medidas urgentes, más de 600 millones de personas continuarán enfrentando el hambre en 2030, lo cual representa un enorme desafío para alcanzar el Objetivo Hambre Cero (ODS 2).

Desnutrición infantil: una prioridad en salud pública

Expertos de EPS Famisanar sostienen que la desnutrición en niños y adolescentes puede tener efectos graves a largo plazo, tales como retraso en el crecimiento, problemas cognitivos y de aprendizaje, así como una predisposición a enfermedades crónicas como la diabetes y la obesidad. Estas secuelas no solo afectan el desarrollo físico e intelectual de los menores, sino que también pueden limitar sus oportunidades de educación y empleo en la adultez, perpetuando así el ciclo de pobreza en comunidades desfavorecidas.

EPS Famisanar destaca que los niños que presentan desnutrición pueden acceder a consultas de control y soporte nutricional sin incurrir en cuotas adicionales, como parte de una política de apoyo a los sectores vulnerables para mejorar su salud y calidad de vida.

Cómo prevenir la desnutrición infantil

La prevención de la desnutrición es fundamental y uno de los factores clave es la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, una práctica que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) consideran esencial para fortalecer el sistema inmunológico y garantizar los nutrientes básicos para el desarrollo.

Sin embargo, en Colombia solo el 36.1 % de los lactantes recibe lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, una cifra que disminuye al 33.1 % en familias de bajos ingresos, de acuerdo con el Ministerio de Salud.

Los expertos de EPS Famisanar también recomiendan una alimentación equilibrada que incluya proteínas, legumbres, frutas y verduras, siempre utilizando agua potable en la preparación de los alimentos para evitar riesgos de contaminación.

La higiene adecuada de los alimentos, evitar productos altos en azúcares y grasas saturadas, y prestar atención a síntomas como la falta de crecimiento o el agotamiento físico son prácticas que pueden prevenir el deterioro de la salud infantil.